jueves, 6 de diciembre de 2012

hola


FANTASIAS

Siempre me está llamando, yo no sé porque, yo no le intereso a nadie; pero me miras, me hablas, me aclamas; hasta en mis noches apareces. Ahora es lo inverso, estamos presentando entre cinco, llegas y das un beso a todos, estoy al principio; pero tú ni me miras. Déjame entrar a tu vida, ser parte de lo que sientes…imposible creer que llegaras en ese instante, no estabas sola. Y esas canciones que me gustaban tanto, no puedo escucharlas porque rompo en llanto.
Recorriendo con ella estoy, algunas compras que para mí es muy dificultoso hacer, solo centavos me cobran; pero de oro. - ¿Necesitas algo más? , tal vez unas frutas… por qué solo aquí puedo verte a los ojos, solo aquí es más fácil enamorarse de ti. - ¡Qué lindo perro!, es muy bonito tiene un ojo color naranja. - ¿Cuánto vale? - quince pesetas. Debería pagar yo pero solo tengo centavos; sacando su cartera, veo que si te alcanza; - pero que es lo que veo, ese animal tiene cuernos, no lo compres.
 Ahí viene su madre, no quiero que me reconozca por la última vez que hable con ella, no le dije quien soy. Ella llamándome como sino importara que la señora se dé cuenta que nosotros salimos juntos. Sin palabras me quedo inmóvil, no voy ni me alejo de ella.
Salía de uno de esos baños públicos de la ciudad, no cabía  duda que realmente estaba ahí, hace algunos meses que ya ni hablamos. Fue entonces cuando vi algo en su mirada, en mi cabeza había algo, era como si su mirada atravesara mi mente y sentí que había algo nuevo, viví con ilusión el momento del encuentro. Te amo, yo te amo seguido de un abrazo, son tan suaves tus manos, si dios tuviera manos seria como las tuyas, un beso de esos que nunca se olvidan, aunque no existan. El grotesco lugar poco a poco se fue transformando en mi habitación, ya la noche caía y llevándola en mis brazos hasta la gloria. Quedaba oscuro, no alcanzo ver, iluminaré este lugar para distinguir, que hay en mis brazos, pero si es un animal. No, no puede estar pasando, acabo de  besar a un perro.
Wilber José Cayo Cerezo










HOLA

No termines de crecer, porque aun no has vivido lo mejor conmigo. Quiero decirte muchas cosas, que quizás no tomarán sentido por ahora. Pero invente estas páginas para poder hablarle a cualquiera. Y tú, hoy, eres mi cualquiera. En el mejor sentido de la palabra, claro.
¿Sabes que no he dejado de soñar? Y siento que algún día todo eso llegará. Quizá hoy veo mis  vacios, pocos videos de nosotros (aunque aun no haya un “nosotros”), cosas sin nombre, y todas esas canciones dedicadas que aun no me has dado, las boletas más significativas que aun no están en mi billetera, y ese regalo de cumpleaños que me diste la tarde del 20 porque yo no tengo 20.
Y es que sueño tantas cosas. Sueño con muchos tipos de felicidad, pero hoy en especial, quiero hablarte de la felicidad que sueño contigo. Te sueño con esa misma sonrisa, la misma mirada a tus ojos que se acaba cuando tú volteas hacia mí,  pero no quiero alterar tu mundo, quiero que se quede tal y como esta, solo quiero aumentarle el mío. Y hoy, invento un cuento, porque quiero atraerlo a mí. Gracias por no irte de mi cabeza, aunque sea el único lugar en donde existes.
¿Te acuerdas de esa vez cuando nos conocimos? ¿Cómo me quede mirándote? Yo jamás lo olvidaré. Solo recordarte me hace suspirar. El gusto era mío, pero tenía que acompañarte a tu casa, porque así tiene que ser, y porque ya había pasado mucho tiempo después del primer “hola”, y ahora parecía que costaba decir “adiós”. Me encanta porque no sé que decir cuando estas a mi lado, y la forma en que me quedo mirándote me confunde tanto que no se si estoy enamorado o estudiando tus propios sentimientos.
Esa forma de preguntar las cosas, de parecer que no supieras lo que digo, de no sentirme seguro de lo mucho que sabes, esa forma exacta de ponerle humildad a tus acciones es lo mejor que tienes. Sé que has visto el mundo, pero dejas que sea yo quien lo descubra para discutirlo. Y jamás quiero quitarme esa manía de escribirte cuando estoy deprimido, me hace bien escucharte por teléfono, es la más bonita voz, más bonita incluso cuando finges que estas mirando a otro lado. Y la verdad es que no quisiera dejar de mirarte, pero hay que estudiar, trabajar, hay que vivir… aunque no puedo dejar pensar que hoy vivo por ti, pero más adelante tales viviremos por nosotros.
Ese pelo indefinido tuyo, es el foco de mis miedos, pero a nadie le permitirías robarme esa mirada, esa mirada que elegí ver sin pedir permiso, cualquiera para todos, pero especial para mí.
Gracias por el tiempo, y por la paciencia, gracias por no tratar de ser diferente, gracias por incluirme en tu plan de vida, por no dejar que me vaya, y por aceptarme como uno de tus amigos. Gracias por confiar en mí, y dejar que te eligiera como la única, gracias por escucharme, por tolerar mis amnesias. Gracias por hacer que vea mis errores, por reconocer mis defectos, porque así me acepto, y a desinfectar cada parte de mi vida, tú lo haces con sonrisas, yo lo hago con sueños.



Wilber José Cayo Cerezo


No hay comentarios:

Publicar un comentario