FANTASIAS
Siempre me está llamando, yo
no sé porque, yo no le intereso a nadie; pero me miras, me hablas, me aclamas;
hasta en mis noches apareces. Ahora es lo inverso, estamos presentando entre
cinco, llegas y das un beso a todos, estoy al principio; pero tú ni me miras.
Déjame entrar a tu vida, ser parte de lo que sientes…imposible creer que
llegaras en ese instante, no estabas sola. Y esas canciones que me gustaban
tanto, no puedo escucharlas porque rompo en llanto.
Recorriendo con ella estoy,
algunas compras que para mí es muy dificultoso hacer, solo centavos me cobran;
pero de oro. - ¿Necesitas algo más? , tal vez unas frutas… por qué solo aquí
puedo verte a los ojos, solo aquí es más fácil enamorarse de ti. - ¡Qué lindo
perro!, es muy bonito tiene un ojo color naranja. - ¿Cuánto vale? - quince
pesetas. Debería pagar yo pero solo tengo centavos; sacando su cartera, veo que
si te alcanza; - pero que es lo que veo, ese animal tiene cuernos, no lo
compres.
Ahí viene su madre, no quiero que me reconozca
por la última vez que hable con ella, no le dije quien soy. Ella llamándome
como sino importara que la señora se dé cuenta que nosotros salimos juntos. Sin
palabras me quedo inmóvil, no voy ni me alejo de ella.
Salía
de uno de esos baños públicos de la ciudad, no cabía duda que realmente estaba ahí, hace algunos
meses que ya ni hablamos. Fue entonces cuando vi algo en su mirada, en mi
cabeza había algo, era como si su mirada atravesara mi mente y sentí que había
algo nuevo, viví con ilusión el momento del encuentro. Te amo, yo te amo
seguido de un abrazo, son tan suaves tus manos, si dios tuviera manos seria
como las tuyas, un beso de esos que nunca se olvidan, aunque no existan. El
grotesco lugar poco a poco se fue transformando en mi habitación, ya la noche
caía y llevándola en mis brazos hasta la gloria. Quedaba oscuro, no alcanzo
ver, iluminaré este lugar para distinguir, que hay en mis brazos, pero si es un
animal. No, no puede estar pasando, acabo de
besar a un perro.
Wilber
José Cayo Cerezo
HOLA
No termines de crecer,
porque aun no has vivido lo mejor conmigo. Quiero decirte muchas cosas, que
quizás no tomarán sentido por ahora. Pero invente estas páginas para poder
hablarle a cualquiera. Y tú, hoy, eres mi cualquiera. En el mejor sentido de la
palabra, claro.
¿Sabes que no he dejado de
soñar? Y siento que algún día todo eso llegará. Quizá hoy veo mis vacios, pocos videos de nosotros (aunque aun
no haya un “nosotros”), cosas sin nombre, y todas esas canciones dedicadas que
aun no me has dado, las boletas más significativas que aun no están en mi
billetera, y ese regalo de cumpleaños que me diste la tarde del 20 porque yo no
tengo 20.
Y es que sueño tantas cosas.
Sueño con muchos tipos de felicidad, pero hoy en especial, quiero hablarte de la
felicidad que sueño contigo. Te sueño con esa misma sonrisa, la misma mirada a
tus ojos que se acaba cuando tú volteas hacia mí, pero no quiero alterar tu mundo, quiero que
se quede tal y como esta, solo quiero aumentarle el mío. Y hoy, invento un
cuento, porque quiero atraerlo a mí. Gracias por no irte de mi cabeza, aunque
sea el único lugar en donde existes.
¿Te acuerdas de esa vez
cuando nos conocimos? ¿Cómo me quede mirándote? Yo jamás lo olvidaré. Solo
recordarte me hace suspirar. El gusto era mío, pero tenía que acompañarte a tu
casa, porque así tiene que ser, y porque ya había pasado mucho tiempo después
del primer “hola”, y ahora parecía que costaba decir “adiós”. Me encanta porque
no sé que decir cuando estas a mi lado, y la forma en que me quedo mirándote me
confunde tanto que no se si estoy enamorado o estudiando tus propios
sentimientos.
Esa forma de preguntar las
cosas, de parecer que no supieras lo que digo, de no sentirme seguro de lo
mucho que sabes, esa forma exacta de ponerle humildad a tus acciones es lo
mejor que tienes. Sé que has visto el mundo, pero dejas que sea yo quien lo
descubra para discutirlo. Y jamás quiero quitarme esa manía de escribirte
cuando estoy deprimido, me hace bien escucharte por teléfono, es la más bonita
voz, más bonita incluso cuando finges que estas mirando a otro lado. Y la
verdad es que no quisiera dejar de mirarte, pero hay que estudiar, trabajar,
hay que vivir… aunque no puedo dejar pensar que hoy vivo por ti, pero más
adelante tales viviremos por nosotros.
Ese pelo indefinido tuyo, es
el foco de mis miedos, pero a nadie le permitirías robarme esa mirada, esa
mirada que elegí ver sin pedir permiso, cualquiera para todos, pero especial
para mí.
Gracias por el tiempo, y por
la paciencia, gracias por no tratar de ser diferente, gracias por incluirme en
tu plan de vida, por no dejar que me vaya, y por aceptarme como uno de tus
amigos. Gracias por confiar en mí, y dejar que te eligiera como la única,
gracias por escucharme, por tolerar mis amnesias. Gracias por hacer que vea mis
errores, por reconocer mis defectos, porque así me acepto, y a desinfectar cada
parte de mi vida, tú lo haces con sonrisas, yo lo hago con sueños.
Wilber José Cayo Cerezo
No hay comentarios:
Publicar un comentario